¿Cómo se encuentra tu memoria?
Acuérdate de Jesucristo, descendiente de David, que resucitó de los muertos, conforme a mi evangelio…
2 Timoteo 2:8 (RV 2020)
Hay cosas que el cristiano no debe recordar: el mal que otros nos hacen (Efesios 4:31-32), las cosas que quedan atrás (Filipenses 3:13-14). Pero, nunca debemos olvidar la muerte del Señor (1 Corintios 11:23-26), el propósito central de la Cena del Señor, celebrada por la iglesia desde el siglo I, cada domingo.
El primer día de la semana nos reunimos los discípulos para partir el pan. Pablo estuvo enseñándoles. Pero como tenía que salir al día siguiente, alargó su discurso hasta la medianoche.
Hechos 20:7 (RV 2020)
No deberías olvidar a Jesucristo, tu Salvador (2 Timoteo 2:8), recuerda que Él egresará (Juan 14:3), recuerda que murió por nuestra salvación (1 Corintios 15:1-6). Muchas personas hoy en día se olvidan de Dios, de Su Hijo Jesucristo y la salvación que tenemos en Él; es triste que muchos se perderán (Salmo 9:17).
Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue atrapado su pie. El Señor se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. Los malvados serán trasladados al seol, esas naciones que se olvidan de Dios.
Salmo 9:15–17 (RV 2020)
Nunca deberíamos olvidar el pecado y sus consecuencias: Muerte (Romanos 6:23), muerte espiritual (Apocalipsis 20:12-15); tampoco debemos olvidar que las tentaciones de esta vida nunca proceden de Dios (Santiago 1:13), Él no “tienta a nadie”. Pero, las tentaciones al ser atendidas “dan a luz el pecado”.
Cuando alguno es tentado no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado por sus propios malos deseos, que lo arrastran y lo seducen. Estos malos deseos conciben y dan a luz el pecado; y el pecado, una vez cometido, da a luz la muerte.
Santiago 1:13–15 (RV 2020)
Hay algunas cosas que nunca debemos olvidar, como nuestra comunión con Dios y Jesucristo, cuando participamos de la adoración (en la Cena del Señor), siendo muchos llegamos a ser un cuerpo y todos en comunión a través del cuerpo y la sangre de Cristo. Por ello no debemos faltar (Hebreos 10:24-25).
Os hablo como a personas sabias; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Porque hay un solo pan, y aunque somos muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de un solo pan.
1 Corintios 10:15–17 (RV 2020)
Entonces, tanto en la vida espiritual (principalmente) como en la vida material y física, hay cosas que debemos recordar y otras olvidar. ¿Cómo se encuentra tu memoria hoy?, necesitas recordar lo que es importante.
Para Dios y Jesucristo lo más importante es tu salvación, Dios ama tu alma y la quiere salvada, recuérdalo. Y nunca olvidemos que tenemos ofrecida una morada eterna para nosotros, en Su voluntad perfecta, y vivir con Él siempre.
Y oí una gran voz del cielo, que decía:
—Contemplad el tabernáculo que Dios ha establecido entre los seres humanos. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
Apocalipsis 21:3–4 (RV 2020)
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