Una fe que obra la voluntad de Dios


 

Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá esa fe salvarlo? 

Santiago 2:14 (RV 2020)


Una fe verdadera es aquella que se activa en acciones, por amor al Señor Jesucristo. Sí, obedecer a los mandamientos de Dios me permite vivir mi fe con libertad; en Cristo soy feliz accionando mi fe, si no obras tu fe, ¿de qué te sirve? 


Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad del alimento de cada día, y alguno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos bien y alimentaos», pero no les dais lo que su cuerpo necesita, ¿de qué les sirve eso? Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. 

Santiago 2:15–17 (RV 2020)


¿Sabes?, tu fe está muerta sin obrar en consecuencia a la Palabra de Dios (sí, obediente a la fe), porque sin la acción de la fe (a causa de ella) no puedes dar muestra efectiva de que le has creído a Dios en Su Palabra.


Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá esa fe salvarlo? 

Santiago 2:14 (RV 2020)


La fe sin obras (sin la acción en consecuencia a la fe) no te salva. Tenemos el ejemplo de Abrahán, quien fue justificado por obrar su fe (creyó a Dios y obedeció), y él alcanzó justicia; su fe “alcanzó la perfección” al obrar, y “le fue contado por justicia” ante Dios.


Abrahán nuestro padre, ¿acaso no fue justificado por las obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que por las obras su fe alcanzó la perfección? Y se cumplió la Escritura que dice: Abrahán creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 

Santiago 2:21–23 (RV 2020)


Santiago no habló de las obras que la Ley de Moisés demanda a quienes vivían bajo el pacto del AT (el pueblo de Israel), porque la Ley no justifica a nadie; ya que al justificarse por la Ley “se han desligado de Cristo; han caído de la gracia”. Pero, “la fe que obra por el amor” sí justifica ante Dios.


Los que por la ley os justificáis, os habéis desvinculado de Cristo y por tanto habéis caído de la gracia. Nosotros, por el Espíritu, aguardamos por fe la esperanza de la justicia. Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. 

Gálatas 5:4–6 (RV 2020)


¿Sabes?, “en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión…” (en tiempos del NT), “… sino la fe que obra por el amor”; la fe entonces es una obra del creyente (“pero el justo vivirá por su fe”: Habacuc 2:4). ¿Cómo practicar las obras de Dios?: al creer en “el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2) y obrar (trabajar tu fe).


Trabajad, pero no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual os la dará el Hijo del Hombre; porque este es a quien Dios Padre ha acreditado con su sello. Entonces le preguntaron: —¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere? Respondió Jesús: —Lo que Dios espera de vosotros es que creáis en el que él ha enviado. 

Juan 6:27–29 (RV 2020)


Quien actúa por su fe vivirá al obrarla (Habacuc 2:4), pero no por obrar la Ley del AT ahora (en tiempos del NT), sino, por la fe de Jesucristo que obra en ti, “ya que por las obras de la ley nadie será justificado”, la obediencia y la fe no entran en conflicto, armonizan al creer a Dios (Romanos 16:26).


Sabemos que ninguna persona es justificada por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo. Por eso, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado. 

Gálatas 2:16 (RV 2020)


Todo “creyente” se define a sí mismo, ante los demás y delante de Dios a través de su fe: si es activa (obrando su fe) muestra su fe en acciones (obediente a la Palabra de Dios), y, si no activa su fe (no obrando la fe que dice tener) no puede mostrar que “sí cree” en la fe que salva. Hay que obedecer a la fe (Romanos 1:5).


Debes hacer el examen personal de si estás en la verdadera fe (la fe de Jesucristo), a menos que seas reprobado/a (2 Corintios 13:5). Todos debemos obrar la voluntad de Dios obedeciendo al Evangelio de Cristo, ¿vives tu fe a través de obrar, obediente a Él? 


Y al que puede fortaleceros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero se ha manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a los gentiles para que obedezcan a la fe… 

Romanos 16:25–26 (RV 2020)


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