Salvado/a por la fe en obediencia


Por fe Noé, habiendo sido advertido acerca de cosas que aún no se veían, movido de reverente temor construyó un arca para salvación de su casa, y mediante esa fe condenó al mundo, y fue heredero de la justicia que es según la fe.  

Hebreos 11:7 BTX IV


En el libro de Hebreos tenemos los mejores ejemplos de personas que confiando en Dios le obedecieron (actuaron por fe obediente), haciendo Su voluntad a través de situaciones que “aún no se veían”; usando un temor reverente Noé hizo “arca para salvación de su casa “, él obró todo lo que Dios dijo que debía hacer (Génesis 6:22; 7:5). 


Pero gracias a Dios que, aunque erais esclavos del pecado, obedecisteis de corazón a aquella forma de doctrina* a la cual fuisteis entregados; y habiendo sido libertados del pecado, fuisteis hechos esclavos de la justicia. 

Romanos 6:17–18, BTX IV


Sí, la Biblia enseña que somos salvos por la una fe obediente, Dios usa Su Gracia sobre nosotros concediéndonos hacer Su voluntad (Mateo 7:21; Lucas 6:46), Él provee en Su Palabra lo que se debe hacer. No fue diferente con Jesús, obró la voluntad del Padre en perfección (Hebreos 5:8-9). ¿Has hecho todo lo que Dios te manda, para ser salvo/a?


En el cual también fue y proclamó a los espíritus encarcelados, que en un tiempo desobedecieron, cuando la paciencia de Dios aguardaba ansiosamente en días de Noé, siendo preparada el arca, en la cual unos pocos, esto es, ocho personas, fueron salvadas a través de agua; la cual también es figura de cómo el bautismo ahora os salva (no como eliminación de la suciedad de la carne, sino como respuesta de una buena conciencia a Dios) mediante la resurrección de Jesucristo, quien habiendo ascendido al Cielo, está a la diestra de Dios, habiéndosele sometido ángeles, autoridades y potestades.  

1 Pedro 3:19–22, BTX IV


Noé fue salvado con toda su familia por agua, en el arca que construyó (1 Pedro 3:20). El agua impulsó el arca y la mantuvo a flote en el diluvio (Génesis 6-8), Pedro usa la realidad del juicio de Dios y dice del arca: “la cual también es figura de cómo el bautismo ahora os salva”; y añade: “como respuesta de una buena conciencia a Dios” en Cristo.


¿O ignoráis que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Por tanto, fuimos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, para que así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.  

Romanos 6:3–4, BTX IV


¿Sabes?, Noé fue salvo por el agua, hoy se nos llama por el Evangelio a ser salvos en el bautismo (obedeciendo a la voluntad divina), sepultados en agua para morir con Cristo, “bautizados en su muerte” (Romanos 6:3-4), y vivir “en una nueva vida”; esto fue mandado por Jesús y por Sus apóstoles (Marcos 16:16; Mateo 28:18-20; Hechos 2:38).


Cuando oyeron esto, pues, fueron compungidos en el corazón, y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Y Pedro a ellos: ¡Arrepentíos y sed bautizados, cada uno de vosotros, en el nombre de Jesucristo, para liberación* de vuestros pecados, y recibiréis el don del Santo Espíritu! Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llame a sí. 

Hechos 2:37–39, BTX IV


¿Has sido bautizado/a en la muerte de Cristo, sepultado/a y resucitado/a con Él para vivir en una “vida nueva”? Amigo/a,  el NT enseña cómo una persona debe obrar su fe en Jesucristo para salvación, lo cual nunca significa “sólo tener fe”, o una “fe sin obras”; sino que, la Palabra de Dios manda a actuar nuestra fe en obediencia, para ser salvos (1 Pedro 3:20-21).


Así ocurrió con diferentes personas en el libro de los Hechos cuando el Evangelio fue anunciado, una de estas personas mandadas a obedecer fue Saulo de Tarso (luego el apóstol Pablo) así: “… ¿qué esperas? Levántate, sé bautizado y lava tus pecados invocando su Nombre” (Hechos 22:16); y llegó a ser un cristiano. Ven y obedece a Cristo hoy.


Entonces Jesús se acercó y les habló, diciendo: Toda potestad me fue dada en el Cielo y en la Tierra. Yendo, pues, discipulad* a todos los gentiles, bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todas las cosas que os mandé. Y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del siglo.  

Mateo 28:18–20, BTX IV


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