Que nuestra esperanza se cumpla


Esta gracia nos enseña que, al renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, 
vivamos en estos tiempos de manera sobria, justa y piadosamente, 
mientras aguardamos el feliz cumplimiento de nuestra esperanza 
y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. 
Tito 2:12–13 (RV 2020)

Mientras muchos viven fuera de la voluntad de Dios, los que con propósito se esfuerzan y esperan, aguardando la meta (nuestra fiel esperanza), confían en alcanzar su feliz cumplimento en Cristo. Sobriedad, justicia y piedad son recompensas a los que aguardan al Salvador.


Tú tienes la convicción que la fe te ha dado. Guárdala para ti mismo delante de Dios. Dichoso aquel que no se considera culpable con la decisión que toma. Pero el que duda sobre lo que come, se condena a sí mismo, porque no lo hace con la convicción que da la fe; y todo lo que no proviene de una convicción de fe, es pecado. 

Romanos 14:22–23 (RV 2020)


En el tiempo del NT, todos vivimos "bajo la ley de Cristo" (1 Corintios 9:21). Quebrar Su ley al no ser obedientes, o al ser negligentes e ir en contra de nuestra conciencia es vivir en pecado (1 Juan 3:4), nos hace opositores, rebeldes y enemigos de Dios.


Y por esto mismo aún trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todas las personas, especialmente de los creyentes. 

1 Timoteo 4:10 (RV 2020)


Necesitas avanzar en tu vida espiritual y no perder tu responsabilidad; trabajar por tu fe y ser responsable ante Dios. Si fallas ante Él, llevando una vida que se inclina ante el pecado cada día, te apartas de Su voluntad y Su salvación eterna.


No se ha acortado la mano del Señor para salvar, ni se ha endurecido su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho que oculte de vosotros su rostro para no oíros. 

Isaías 59:1–2 (RV 2020)


Nuestras malas acciones siempre crean enemistad y separación con nuestro Creador (Isaías 59:1-2; Colosenses 1:21-23; Santiago 4:4). Al llegar el día del juicio, si vivo en pecados sufriré la separación de Dios, enviado/a al "fuego y castigo eterno" (Mateo 25:41-46). 


El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, pues los pensamientos de la carne llevan a la enemistad contra Dios, porque no se sujetan, ni pueden sujetarse, a la ley de Dios; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 

Romanos 8:6–8 (RV 2020)


Entonces, todos necesitamos de un Salvador, Jesús nos limpia del pecado con Su sangre y nos permite vencer a este mundo de maldad (Romanos 8:37). Siendo obediente al Evangelio y llevar una vida fiel por Su guía, sólo así puedo gozar de Su salvación y gloria eterna.


A esto os llamó por medio de nuestro evangelio: para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos, estad firmes y retened la doctrina 

que os hemos enseñado personalmente o por carta. 

2 Tesalonicenses 2:14–15 (RV 2020)


Todos somos llamados a vivir en los propósitos de Dios por el mensaje del Evangelio, para alcanzar Su gloria. Y debes obedecer, necesitas trabajar por estar firme, así que, retén la sana doctrina apostólica para obedecerla; no debemos fallar en hacerlo.


Jesucristo es Fiel, nuestro Dios, Señor y Salvador puede guardarnos sin pecado y presentarnos sin mancha ante Su gloria… “con gran alegría”. En Él (con y por Su guía) todos podemos alcanzar un feliz cumplimento de nuestra esperanza.


A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin pecado y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén.  

Judas 24–25 (RV 2020)


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